De vencedores no vencidos: héroes y mártires en la marea del tiempo

(Tiempo de Palabras)

Escribe Cecilia Sigler Relgis

2 de abril de 2025. Otra vez una fecha importante me invita al teclado. Porque las palabras no mueren, están latentes, están tan vivas como los veteranos de Malvinas, los que sobrevivieron a los años y a la espera… Los que no se suicidaron de un tiro porque ningún gobierno les dio nada, nada de nada… Claro que éste mucho menos ¿no?

Ahora si me toca recordar, 1982 me encontraba en una infancia feliz dentro del preescolar de la Escuela 9 del distrito 2, en la plaza de Medrano y El Salvador, esas escuelas que durante la dictadura se forjaron todas iguales… Sin embargo, salimos todos distintos… Y me toca ahora en otra realidad, como todos transitamos estos 43 años…

Y entonces qué decir de las Malvinas, del tiempo, de la escuela y de las ganas… retomando mi columna anterior puedo decir que puse el eje en las madres, hoy voy a poner la mirada en los hijos, en los hijos de la dictadura, de la Guerra de Malvinas y por fin de la democracia… Somos los hijos de los que pelearon porque nunca más… Hijos de una generación con convicciones y fuerza para pelear, hijos de los que militaron hasta la muerte y hasta la victoria siempre, o hasta la victoria a veces… Porque también ellos se cansaron, hoy que están jubilados, se cansaron pero no dejaron de pelear aunque les dieron garrotazos en la plaza cada miércoles, porque nos enseñaron que la única pelea que se pierde es la que se abandona, porque no nos abandonaron.

No quiero dejar de decir que me da mucho orgullo ser hija de ellos y tampoco puedo decir que esta generación anestesiada de adolescentes me da pánico… Pero tampoco puedo estar ajena, porque soy hija de ellos y también soy madre… de una adolescencia tan bien retratada en la nueva serie de Netflix. Una nueva generación que se te escabulle de las manos atrás de un short de YouTube que le dijo qué hacer frente a una determinada situación, una generación que escucha pantallas desde que nació y que no puede respirar sin ver antes el celular, adolescentes que sufren y que también se van de sus madres, hoy, mañana y más temprano que tarde…

No quiero relatar mi vida pero cada vez cuesta más salir… El miedo no lleva a nada pero mis manos en el teclado calman mis nervios, aquietan mis pensamientos…

No voy a decir nada que no se haya dicho, voy a tratar de ser sin sufrir y tratar de acompañar sin molestar, es como un tironeo constante entre ser y no poder existir…

Pero hay tiempo.

Hay tiempo para seguir peleando afuera, las herramientas están, las manos y el teclado siguen donde siempre. Es necesario y hasta urgente que el límite sea propio, sea claro y sea resolutivo. Hay tiempo, hay verdades y hay esperanza. Ya no más silencio de radio, no más ausencia, no más vueltas sin respuesta, un solo grito, una sola palabra, se puede resistir.


Cecilia Sigler Relgis es Licenciada en Letras. Tuvo a cargo la columna «Tiempo de Palabras» en el diario El Argentino.


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