En octubre de 2019, ante las masivas protestas contra el gobierno de Chile, la señora Carmen Morel, esposa del presidente Sebastián Piñeira, mandó un audio a sus amigas de la oligarquía chilena, mostrando su asombro ante algo que no entendía: el pueblo chileno se adueñaba de las calles de Santiago para exigir sus derechos a la educación, la vivienda, salarios y vida digna. Ese pueblo era una “invasión alienígena”. Ahora esos alienígenas votaron masivamente erradicar de una buena vez la herencia pinochetista de una Constitución que garantizó mantener a Chile bajo el yugo imperialista y el autoritarismo oligárquico.
Para la ultraderecha golpista boliviana y el gobierno de Añez, los pueblos originarios también son “alienígenas” que bajaban del Altiplano, para defender sus conquistas logradas. Contra todas las previsiones del golpismo, votaron hace pocos días y dieron de nuevo un triunfo rotundo al MAS.
La alegría de los pueblos latinoamericanos ante estos triunfos, que evidencian el comienzo de una contraofensiva popular que nunca dejó de existir, es enorme. Y no es con las masacres de Sukata y Sacaba, en Bolivia, o con la represión que se desató en Chile contra el pueblo, como las oligarquías y el imperialismo la pararán.
Los pueblos no olvidan y aprenden que la lucha, aun cuando se es derrotado transitoriamente, es la condición indispensable para forjar nuestro común e histórico destino liberador e independentista.
Imagen destacada extraída del portal desinformemonos.org