Home Marejadas Acerca de «Isla Decepción» de Santiago Hernández Aparicio

Acerca de «Isla Decepción» de Santiago Hernández Aparicio

por Jorge Brega

Escribe Liliana Bellone

¡Personajes vivos! No hay que representar la vida
como es ni como debería ser, sino como aparece en sueños
Antón Chéjov, La gaviota

Escribí estas líneas sobre un archivo con poemas inéditos durante el invierno de 2020. Con cambios menores, la obra ganó el Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana de la ciudad de Rosario (Santa Fe, Argentina), cuyo jurado fue integrado por Daniel Samoilovich, Lucía Bianco y Santiago Venturini. La Editorial Municipal de Rosario lo publicó ese mismo año en un volumen en octavo mayor, marrón y magenta, que muestra en el colofón el trazo lunar de Decepción, isla antártica que da nombre al poemario.

Santiago Hernández Aparicio camina por los bordes del sueño y la vigilia o de la vigilia que en definitiva es un sueño.

¿Serás acaso un sueño de la sangre de Abel
derramada en la tierra nostálgica por siempre?
Ay, ramas, hojas, frutos tendidos del misterio
 ¿qué vigilia final vela por ti desde el sueño?

Va en prosa y en verso, en áureos endecasílabos o alejandrinos y por momentos en oníricos versos libres, como en la ensoñación de Dante Alighieri en La Vita Nuova. Alterna, como el poeta florentino en ese libro primigenio que promete lo que será su máxima obra, la prosa y el verso. Santiago poeta acota, cita, explica, canta y sobre todo sueña, anota y narra:

Viajo con mi madre hacia Oriente. Ahí escribo un poema ambiguo y a la vez diáfano, tanto que apenas empiezo a componerlo como dictado por la Musa lo voy repitiendo con una suerte de memoria del presente, pero doy un traspié y no puedo seguir.

Isla Decepción en su verdadera acepción es la isla de las apariencias, del desengaño. Isla Decepción, ¿hacia ese lugar te encaminas, joven y milenario poeta, para descubrir las extrañas latitudes del mundo y de los seres?

Junto a Dante está la mansión alemana donde recala el poeta en su largo viaje desde América a las orillas del Rin, está la casa de la familia y también está el dominio de los muertos en el cementerio de un pueblo cálido y verde, que ha quedado en Sudamérica; están los fantasmas y los amores que permanecen inalterables y la voz de la madre, del hermano, de la tía, el recuerdo del padre, la prima, la madrina…

A las tres, bajo el manto difuso de la siesta,
la chicharra entona estridente melopea
para abrir el diálogo con los habitantes
del ahora liminal, cercanos y amigables,
pero también da miedo erguida en el fondo
del parque la higuera, de ramaje copioso
—lo que se junta ahí es mejor ni imaginarlo—,
que destila su flor sólo una vez al año.

Los dulces espectros retornan desde la pesadilla o el sueño, para avisar que la vida es más que lo cotidiano y acostumbrado. Poesía fantasmática, va hacia la mansión del tiempo, la casa de Poe o de Cortázar en esas ensoñaciones únicas, para hospedarse y reposar del trajín. Poeta y soñador, el viaje a la cuna del padre donde siempre estuvo es un sueño definitivo que engarza otros sueños. El “monomito” (Joseph Campbell) de James Joyce capaz de engendrar toda la novelística y la novela de cada uno produce esta escritura poética; el corazón no de las tinieblas pero sí de la existencia.

En Isla Decepción se plantea también aquello que Julia Kristeva advierte al observar que toda obra literaria es traducción de otra y finalmente de toda la literatura. Precisamente, Santiago Hernández Aparicio, poeta, realiza sus traducciones de la poesía alemana, en especial de Hölderlin: “Tübingen se abre como un enigma mientras el Flixbus avanza entre sus velos de niebla”, “la fábula de Dánae que cuenta los golpes de reloj para el Padre del Tiempo aburriéndose muchísimo mientras pasan un largo tiempo y ella sin querer”.

“Isla”, del latín insula-ae, espacio rodeado de agua de mares, ríos u océanos, connota aislamiento, soledad, alejamiento, separación. “Decepción”, del latín deceptio-onis, o sea caída de velos, de engaños o fraudes, lugar de la poesía por antonomasia ya que la palabra deja de capturar un sentido para navegar por la verdad, sin ataduras y sin prisiones, sin jaulas, despojada y cierta. Instancia única de lo lírico, intransferible. Soledad del poeta que roza ese real y mira más allá de las apariencias. Isla Decepción: certeza de lo real, acercamiento a la verdad, ontología del poema.

El poema compagina fantasías diurnas (o nocturnas), las anuda y va con ellas por una boca que no es del tiempo, sino otra mucho más misteriosa, que ni siquiera es de la materia, una boca que tampoco es el espacio, una boca que va hacia el inconmensurable mar del enigma del cual venimos.

Mi poema de niño eran caminatas interminables
que remontaran el tiempo hasta su guarida
y una voz de geografía vasta, arduos senderos,
a la vez el extranjero impertinente y el extraño país.

Delgado hilo por donde se desplaza el poeta, en el que va implícita y explícita la literatura, desde donde parte para andar su periplo, el camino del padre, como un Edipo que resuelve la clave mediante otras claves. Un trabajo de ensoñaciones y lecturas, una escritura que deviene de esa experiencia última o primera en la que se asientan nuestras nadas, como dice Borges. Hacia su Isla Decepción, hacia un poemario de límites, nos guía la palabra que guía a Santiago Hernández Aparicio por su viaje poético:

peregrinar a la Acrópolis
manto de estrellas será

y
prisión sonora para un corazón
que se acomoda a lo extraño.


Santiago Hernández Aparicio nació en Salta en 1990. Se graduó en Letras por la Facultad de Humanidades y Artes (UNR), donde actualmente enseña griego antiguo. También ejerce la docencia en la escuela secundaria. Ha publicado un libro de poemas, Sermón del tiempo (Baltasara, Rosario, 2017) y participó en diferentes antologías. Tradujo en colaboración con Pedro Kóbila Prometeo de Luciano de Samosata (HyA ediciones, Rosario, 2020).

Liliana Bellone es Profesora en Letras (UNSa), narradora, poeta y ensayista. Obtuvo el Premio Casa de las Américas de Cuba (1993) por su novela Augustus, Uno de sus últimos libros, Puccini, la biografía americana, publicado por la editorial Verbum de Madrid y cuya traducción italiana fue presentada en mayo por Marlin Editore en el Instituto Cervantes de Nápoles, acaba de ser declarado de interés por la Cámara de Diputados de la provincia de Salta.


Hacé clic y aportá a La Marea

Artículos relacionados

Deje un comentario