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Acerca del «Rocazo» y de la cantata popular

por Jorge Brega

Compartimos aquí tres trabajos referidos al Rocazo de 1972. Los autores son tres jóvenes docentes rionegrinos, dos de ellos herederos de la memoria social colectiva sobre aquel acontecimiento social ocurrido en julio de aquel año, uno de los últimos fenómenos de protesta social inscripto en el ciclo de los “azos”, después del Cordobazo de 1969, que trascendió el nivel local y regional para alcanzar repercusión nacional como hecho histórico. El tercer aporte corresponde a un profesor de Historia Patagónica, ganador del primer premio de Ensayo/Investigación 2024 del Fondo Editorial Rionegrino, sensibilizado principalmente con el acto de reconocimiento institucional conmemorativo municipal de Roca realizado en 2022, a 50 años de ocurrido el suceso, seguido de la Cantata Popular al año siguiente (en la imagen superior, el saludo final de sus intérpretes y autor).

Una cuarta contribución a la construcción y actualización de la memoria colectiva, lo constituye la iniciativa de la profesora del Instituto de Formación Docente de esta localidad Evi Rave, quien propuso sumar al ritual conmemorativo del Rocazo en el 2024, a la escritora, fundadora de H.I.J.O.S y periodista Raquel Robles, en visita a la localidad por conferencias, a uno de los “lugares de la memoria” situado en Plazoleta Sarmiento, que ostenta un cartel recordatorio del “Acto Cívico Popular” realizado en ese sitio, paralelo al acto realizado por los militares ocupantes de la ciudad el día 9 de Julio de 1972.

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No solo fue una pueblada. Narrar el Rocazo para la construcción de sentidos.

Escribe Ricardo Ramos [1]

En el verano 2002/2003, a 30 años del Rocazo, Roberto “Tony” Balmaceda, partícipe y referente de la pueblada, publicó un artículo en la edición N° 19 de esta revista. El testimonio, la narrativa, nos abre una posibilidad. Una tarea que con el tiempo debemos revertir. Hablamos del olvido. Menciona:

“Cada vez que se cumple un aniversario de esta pueblada tengo la sensación de estar ante algo que el tiempo, con su persistente radiación de cosas nuevas, fuera borrando a la manera del sol sobre las fotografías antiguas. El tratamiento dado por la sociedad en estos treinta años a su memoria, ha contribuido al olvido.”

Tony Balmaceda, nos está marcando, en aquel verano, que es necesario reflexionar sobre los procesos históricos, no solo porque el olvido es un peligro latente, sino porque la tendencia desaforada de información nos inunda. En definitiva, estamos frente a un desafío.

Si tomamos de base a Elizabeth Jelin, en particular Los trabajos de la Memoria[2], nos marca que existe un tipo de memoria que se expresa en un relato comunicable, que implica construir un compromiso entre el pasado y el presente, y son estas memorias, llamadas memorias narrativas, son las que pueden encontrar o construir los sentidos del pasado, que necesariamente está cargado de recuerdos, olvidos y silencios. En definitiva, toda memoria es selectiva. Aquí presentamos una forma de narrar el Rocazo, una forma particular de expresión popular que forma parte de los avatares contextuales de principios de 1970.

El Rocazo, la violencia y el contexto

Un 3 de julio de 1972, el Intendente de la ciudad de General Roca (Río Negro) renuncia a su cargo. A partir de allí una seguidilla de acontecimientos marcaría lo que luego se conocería, como el Rocazo. Días agitados, dentro de un contexto nacional complejo, donde el Gran Acuerdo Nacional, diseñado por el dictador Agustín Lanusse, marcaba una salida dudosa, polémica, y planificada de aquella dictadura. Esta medida implicaba la rehabilitación de los partidos políticos tradicionales y la reinstitucionalización de un régimen parlamentario en el marco de un acuerdo cívico-militar cuyas reglas de juego pretendían imponerse desde el Estado central.

La mencionada renuncia del Intendente de la Ciudad de Roca, marcaba la gran presión que ejercía una parte del sector de poder de la ciudad, que luego fue acompañado por el “pueblo”, quién tomo el control político mediante la “Comisión Provisoria de Gobierno Municipal”. Brutales enfrentamientos y la represión no se hicieron esperar. El decreto de Zona de Emergencia, marcó un punto de inflexión, la pueblada se fue diluyendo, pero la marca quedaba impregnada en la memoria colectiva. A 52 años de aquel hecho, es necesario recordarlo, ya que este hecho fue “el momento más movilizador en lo que va de su historia que tuvo el entonces pueblo de General Roca hoy devenido en ciudad” (Spángaro 2009).

Podemos pensar que el disparador del levantamiento, devenido en popular, fue la firma del decreto 745 de creación del Juzgado en Primera Instancia N° 6 en lo Civil, Comercial, de Minería, Penal y Correccional en la Ciudad de Cipolletti. Lo que se pretendía era no solo restarle importancia política central a una de las ciudades más importantes de la provincia, sino también debilitar a los sectores políticos asentados en General Roca. Cabe destacar que el Colegio de Abogados de la provincia como la Asociación de Magistrados tenían sus sedes en General Roca y la mayoría de sus miembros eran habitantes de esta ciudad, muchos de ellos incluso reconocidos dirigentes de la UCR. Esta noticia generó la reacción inmediata en Roca. Se realizaron reuniones en simultáneo en el Club Social, en casas particulares y en la CAIC los días 1 y 2 de julio. Las “fuerzas vivas” –abogados, empresarios, dirigentes políticos y de colegios profesionales– presionaban al intendente Oreja y expresaban su malestar ante lo que veían como una maniobra tendiente a desdibujar el papel hegemónico de la ciudad y a profundizar la división entre pueblos del Alto Valle (Spángaro,1994).

En este escenario, las presiones ante la creación de los tribunales se hicieron tan fuertes que el intendente Oreja decidió convocar a una reunión ampliada para el 3 de julio en el municipio, junto con el Consejo Vecinal. Numerosos vecinos se hicieron presentes en el exterior del municipio y exigieron el derecho a intervenir en la reunión. Cuando la situación se descontroló, se cerraron las puertas del edificio y se dio por terminada abruptamente la reunión al caer la noche. El intendente Oreja, presentó su renuncia.

Asamblea popular tras los días del Rocazo. Fuente: Diario Río Negro

A partir de allí, el control fue tomado por los vecinos, se creó una “Comisión Provisoria de Gobierno Municipal” con representantes de entidades profesionales, empresariales, barriales, sindicales y políticas. Inmediatamente elaboraron el primer decreto que anunciaba que el pueblo de Roca había “retomando su soberanía” se hacía cargo del gobierno local. Seguido a ello, y como era de esperar, el violento ataque en contra de un pueblo unido contra el gobernador Requeijo, no se hizo esperar. En pocos días las revueltas, la represión, se hicieron presente en la localidad. Las barricadas no cesaron y el 10 de julio se declaró zona de emergencia a la ciudad de General Roca y sus alrededores. El 18 de julio se levantó la “zona de emergencia”, y el pueblo recobró una aparente normalidad. Sin embargo, algo quedaba en el recuerdo colectivo: la resistencia, la ebullición social ante la imposición política.

Esto no termina aquí, en marzo de 1973, tras algunas muestras de candidatura (propia del GAN) y casi como provocación, de Requeijo en la ciudad, se sucedieron algunas otras revueltas, incidentes, y la violencia no se hizo esperar. Un joven, Agustín Fernández, fue la única víctima en Gral. Roca de la represión de la dictadura militar de la llamada “Revolución Argentina”, asesinado por un agente policial estatal de la custodia grupal, del ex interventor provincial Gral. Roberto V. Requeijo en campaña proselitista.[3] 

Recordar, Narrar el Rocazo

A 52 años del Rocazo de 1972, es necesario recordarlo, no como hecho aislado en la Patagonia, sino formando parte de una serie de repertorios sociales en contra de una asfixiante dictadura. Recordar desde el presente es necesario. En un contexto adverso para muchos grupos sociales, es crucial. Estos repertorios urbanos marcan una tendencia que necesariamente deben ser escuchados, conocidos, analizador. Es por ello, que las memorias narrativas son claves, porque construyen un presente ligado a un pasado común, de luchas y resistencias. Narrar estos hechos no dejará que el sol borre las huellas de esta serie de fotografías.


[1] Ricardo Ramos es Profesor de Historia, recibido en IFDC El Bolsón, lugar donde también desarrolla sus actividades de docencia, en los profesorados de Educación Primaria e Historia. Participó en proyectos UBACyT como investigador asesor desde el año 2018. Participó en congresos nacionales e internacionales referidos al ámbito de las ciencias sociales. Publicó artículos de investigación historia en perspectiva regional y educación.

[2] Jelin, Elizabeth (2021) Los trabajos de memoria. CABA. Fondo de Cultura Económica.

[3] Así lo menciona ORDENANZA DE FONDO Nº 4995 – en el boletín oficial de la localidad de General Roca, Nº 566 del 14 de octubre 2022.


Documental «El Rocazo»

De Ezequiel Epifanio

Ezequiel Epifanio es Licenciado en Comunicación Audiovisual, especializado en guión. Actualmente trabaja en el Instituto Universitario Patagónico de las Artes, como docente en el departamento de Artes Audiovisuales y coordinador de la Tecnicatura Universitaria en Guion. También trabaja como guionista en el Centro de Producción de dicha institución y director de contenidos en la revista cultural Árida en donde se realizan podcast, contenidos audiovisuales y notas escritas. De manera independiente realizó el guión de varias producciones audiovisuales, entre ellas el documental Bombardeo a Río Colorado, la webserie Maluco y el largometraje Las Fieras. Publicó tres libros de poesía y la investigación histórica Toponimia Ilustrada de Río Negro. Durante 9 años fue productor de contenidos en Canal 10 de Río Negro.


“El Rocazo”, cantata popular

Una intervención artística y polifónica interpela y con-mueve, al traer al presente un reclamo popular de los ´70

“El Rocazo”- Cantata popular, se estrenó en 2023, a 51 años de los hechos relatados. La propuesta artística reúne múltiples disciplinas expresivas y de ese modo coral y multidisciplinar actualiza la versión escrita por Roberto “Tony” Balmaceda en julio de 1972. La obra refleja una manifestación popular que dio identidad a la comunidad de General Roca, en Río Negro, Patagonia y se inscribe como narración necesaria para contrarrestar el relato de la antipolítica.

Escribe Marcia Cide 

Contar toda la historia y que sean las voces de sus protagonistas anónimos las que pongan la historia de pie. Intervenir en lo que se presenta como parte del pasado, pero que asoma cada día en tiempo presente. Hacer justicia ante la impunidad institucionalizada. “El Rocazo” – Cantata Popular, estrenada a 50 años de aquel estallido social en el norte de la Patagonia, repone un fragmento de historia local para iluminarlo, darlo a conocer. Y así, a contrapelo del relato oficial, demuestra la centralidad del compromiso ciudadano y de la memoria colectiva para el fortalecimiento de la Democracia.

Juventud de los 70, de cualquier lugar de América
Joven comprometido con la vida de su tiempo,
Es un sendero de canto, de amor, lucha y sueños *

Todo comienza en julio de 1972, en General Roca, Alto Valle de Río Negro, cuando Roberto “Tony” Balmaceda encuentra refugio en la casa de una familia amiga, durante los días del levantamiento popular del que participa. En esa casa, escondido de los militares de la dictadura, pasa cada noche. Y cada noche, anota lo que está viviendo. Aquí también, en el capítulo rionegrino, el gobierno de facto de la autodenominada “Revolución Libertadora” mantenía intervenida a la provincia y a sus municipios. Corrían días de rebeldía en todo el país, eran los tiempos de las puebladas en contra del gobierno de facto y de sus medidas autoritarias.

“Tony”, el ahora docente, historiador, escritor e investigador en Salud y Educación era por entonces un “joven desobediente”, protagonista de los días del levantamiento, de los tiempos de los paros nacionales y las protestas urbanas para recuperar la democracia arrebatada: cordobazo, rosariazo, catamarcazo… Sin embargo, el dato que otorga un valor singular a la presencia de Balmaceda en el episodio es su impulso visceral por registrar lo que vivencia mientras lo experimenta; anota y detalla en el mismo momento en que corre, se esconde, se agita, tiene miedo por él y por los demás. Es esa necesidad de plasmar la experiencia colectiva del reclamo, del unirse con otrxs para poner freno al atropello sin importar las posiciones partidarias, la que nos permitirá -hoy- comprender el valor ciudadano de un posicionamiento político que aún la Historia oficial excluye de los manuales de Ciencias Sociales y de las efemérides regionales.

En julio de 1972, una decisión arbitraria detona la reacción popular en Roca, y aparecen las primeras manifestaciones en la calle. Entonces, el gobierno militar decide la represión y ese es el desencadenante del más masivo “rocazo”: un “pueblo – gobierno” que sale a la calle para rechazar y repudiar el autoritarismo, que deja de lado banderas partidarias y se aferra al ideario de libertad, de democracia, de consenso. En aquellos días, en este punto al sur, un Tony veinteañero anota para no olvidar, para dejar archivo, para hacer de ese momento de conmoción el punto de inicio de una nueva era.

Su registro toma forma de cantata, una composición que en ese tiempo y en la siguiente dictadura Tony interpreta en pequeñas reuniones con amigos, en fogones donde muy pocos conmemoran aquellos días, los lazos solidarios, la confluencia de diversas luchas políticas en una misma utopía. Después, fue el tiempo de la democracia, el nuevo inicio de la Argentina, y entonces el “rocazo” empieza a aflorar, es objeto de investigaciones sociológicas e históricas, la academia lo reconoce como un momento bisagra de la conformación de la identidad regional. Finalmente, a más de 50 años de los hechos narrados, la cantata se pone de pie, se erige desde múltiples lenguajes, se actualiza para las nuevas generaciones y se presenta en un escenario local, a sala llena.

Jóvenes desobedientes
marcha revolucionaria
una mujer que despierta, un hombre nuevo que asoma
para la juventud es un día con mañana

 La nueva propuesta fue estrenada en 2023, con el apoyo de la Dirección de Cultura de la provincia de Río Negro y la Dirección de la Orquesta Filarmónica provincial, a través del «Ensamble de Cuerdas Patagónicas», en Casa de la Cultura de General Roca. Y cuenta, además, con la participación activa de la familia de “Tony”. Así, el teatro y la danza contemporánea, bajo la dirección artística y escénica de María Laura Balmaceda, dan cuerpo al relato y hacen de nexo narrador, junto a las canciones y las interpretaciones instrumentales de músicos populares y de cámara. El maestro Juan Falú es invitado para interpretar con su guitarra la composición original y -sin dudarlo- llega a Roca, conmovido por la causa de aquella revuelta, como relató ante el público; y también, en agradecimiento a la comunidad artística local, la primera en ofrecerle un escenario a su regreso del exilio.

Además, “El Rocazo – Cantata popular” proyecta en una pantalla gigante, un valioso archivo fotográfico y de prensa. Sobre ese mismo fondo, aparecen en video los y las protagonistas en entrevistas actuales, especialmente producidas y editadas. Así, con diversidad de elementos y expresiones, se da forma a una puesta en escena multidisciplinar, una narrativa dinámica y ágil que permite trazar la secuencia de los hechos históricos. Desde el primer momento, la puesta interpela y abre interrogantes, cuando Balmaceda se pone de pie en su asiento en la platea, sorprende al público y afirma en diálogo con la voz en off del periodista del elenco teatral:

– “Estimable público, antes de empezar, quisiera que el público que se ha reunido en esta ocasión señera, agudice los sentidos. Por favor, preste atención, teniendo plena conciencia de que los hechos a narrar sucedieron realmente y son problemas históricos que aún hoy no han sido resueltos”.
–“Pero van camino a serlo, toda vez que se hable de ello”.
–“Por persistir tercamente en la memoria del pueblo, de aquellos rionegrinos, roquenses por adopción o nacidos y criados, hombres, mujeres, familias, jóvenes, viejos, niños inmersos en esa lucha de cuartel y sin cuartel, de ocupación militar ocurrida en las calles de este pueblo”.

 De manera polifónica se suceden las voces de mujeres y hombres. En aquellos tiempos, jóvenes disconformes y rebeldes; hoy, ciudadanas y ciudadanos activos, conscientes del valor del episodio en la construcción de la identidad local.

“Un “gobierno – pueblo” destituido por los militares, un pueblo que enfrentó a la dictadura con lo que podía: tomando las calles, con fogatas, barricadas en cada esquina, la gente de la periferia y la del centro, todos en las corridas, escaramuzas”.
“Poco a poco, el pueblo unido soslayó sus diferencias de clase procediendo como nunca imaginó”.
“En pleno estado de sitio, el pueblo se organizó”.
“El único caso del país en el que producto de la efervescencia, el pueblo reasumió la soberanía”.
“El pueblo tomó el gobierno en medio de un gobierno militar”.*

De este modo, la producción trasciende la dimensión dramatúrgica y se vuelve denuncia, reclamo, intento de reparación histórica y social. En tiempos de Democracia, en los que la represión y la violencia reaparecen en Argentina, esta intervención artística, con posicionamiento ante el pasado y la actualidad, resulta necesaria y vital. Rodolfo Walsh, en el prólogo de la primera edición de “Operación Masacre” (1954) sintetiza su intención al publicar aquella obra y, sin proponérselo, traza el horizonte del relato de no ficción en la Historia de los pueblos: “Escribí este libro para que actuara, para que fuese publicado, no para que se incorporase al vasto número de las ensoñaciones de ideólogos. Investigué y relaté estos hechos tremendos para darlos a conocer en la forma más amplia, para que inspiren espanto, para que no puedan jamás volver a repetirse”. Balmaceda y toda la compañía en escena inscriben “El Rocazo – Cantata Popular” en esa línea: narrar para dar a conocer y entender, narrar para denunciar y no olvidar, narrar la historia de la manera más clara y completa posible, para fortalecer la Libertad y la Democracia.


* En cursiva, fragmentos de la cantata. En cursiva y entre comillas, fragmentos de las entrevistas a protagonistas del Rocazo.

Marcia Cide es Licenciada y Profesora en Comunicación Social. Trabajó en medios periodísticos de Río Negro y Neuquén y actualmente se desempeña como Docente en el IFDC Fiske Menuko. En la radio universitaria Antena Libre (Fadec, Universidad Nacional del Comahue) realiza «Letras Bardas», una columna semanal sobre «textos disconformes, movilizantes, clandestinos. Escritos que cambian y nos cambian».


Ficha técnica de “El Rocazo” – Cantata popular

Autor: Roberto “Tony” Balmaceda. Directora Artística: María Laura Balmaceda. Invitado Especial: Juan Falú. Guitarra: Jessica Sacks. Ensamble de Cuerdas Patagónicas de la Orquesta Filarmónica de Río Negro. Director Artístico y musical: Martín Fraile Milstein. Cantantes solistas: Mora Martínez y Luis Andrade. Coro: independientes convocados por Jessica Sachs, coordinadora del Ensamble de Cuerdas, costeado por la Orquesta Filarmónica de Río Negro. Actor teatral: Ricardo Peinado. Bailarines y bailarinas: María Laura Balmaceda, Micaela Delgado, Jimena Jiménez Gorriti, Celina Zottlle, Fernando Zuber, Pablo Mora, Camila Kozampel. Bailarinas niñas: Romana Andrade, Luisina Andrade, Sofía Balmaceda. Audiovisual: Emiliano Balmaceda. Composiciones musicales: Preludio, Interludio y Postludio: Juan Falú. “El Rocazo”: autor, Roberto Balmaceda; arreglador, Juan Falú.

Escritos académicos para ampliar sobre el Rocazo

La pueblada de Roca es tema de análisis académico. En 2011, se publicó “Fuenteovejuna lo ha hecho. La rebelión popular y los sentidos del Rocazo”, un trabajo de investigación realizado por Yanina Spangaro (Licenciada en Comunicación Social). Publicado por el Fondo Editorial Rionegrino, Viedma.

En 2012, el Fondo Editorial Municipal de General Roca publicó “Elegantes y rebeldes. El Rocazo de 1972”, obra de Susana Yappert (Comunicadora) y de Ernesto Bohoslavsky (Historiador).

En la actualidad, el reclamo popular de 1972 que imprimió una identidad política a la comunidad, sigue convocando nuevos análisis y miradas desde el campo de las Ciencias Sociales.


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1 comentario

Ma. Agustina Fernández septiembre 25, 2024 - 8:13 pm

Un acontecimiento conmovedor, que lo viví desde el dolor junto a mi flia. Se le llama Rocazo, por la movida popular, pero agranda el nombre de «Roca» por la lucha de sus habitantes que la siguen haciendo grande…

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