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Centenario de Joaquín Giannuzzi

por Jorge Brega

El 29 de julio pasado Joaquín Giannuzzi (Bs. As. 1924-2004), querido amigo y asesor de nuestra revista, hubiese cumplido cien años. La conmemoración de su centenario motivó una serie de homenajes en su memoria y en celebración de su magnífica obra poética. 

Feria del Libro. Del 26 al 28 de abril se desarrolló el XVII Festival Internacional de Poesía, organizado por la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que este año estuvo dedicado, justamente, a conmemorar el centenario del nacimiento de Giannuzzi, así como del poeta y editor José Luis Mangieri (ver info y videos en este enlace de la web de la Feria).

Librería El Jaúl. El coordinador general del Festival Internacional fue Jorge Fondebrider, quien además organizó –el propio 29 de julio– un homenaje en la librería El Jaúl (Gascón 1355, CABA) que consistió en la lectura de poemas de Giannuzzi por parte del poeta organizador y sus colegas Eduardo Aibinder, Jorge Aulicino, Jorge Brega, Vanina Colagiovanni, Jan de Jager, Ignacio Du Tullio, Rodolfo Edwards, Marina Serrano, Santiago Sylvester, Ana Ussher y Laura Wittner, a quienes se sumó Marcela Giannuzzi, hija del homenajeado. Todos relataron también anécdotas sobre él (ver el video del homenaje en este enlace del Yotube de El Jaúl).

Participantes del homenaje en la librería El Jaúl.

Centro Cultural Haroldo Conti. “A cien años de su nacimiento, el Conti le rinde homenaje a Joaquín O. Giannuzzi, uno de los mayores poetas argentinos del Siglo XX, referente de múltiples generaciones”, así anunciaba el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (de la ex ESMA) el acto del sábado 3 de agosto  en el cual se presentó una tercera edición de la poesía completa del poeta (esta vez a cargo del Fondo de Cultura Económica) y de un dossier crítico sobre su obra publicado por la revista digital opcitpoesia.com, más lectura de poemas. En las presentaciones dialogaron Marcela Giannuzzi, Alicia Genovese, José Villa y Fabián Casas, quien en el prólogo de esta nueva edición de Poesía completa escribe en uno de sus párrafos: “[…] el hecho de escribir y leer poemas es un acto de afirmación. Una felicidad difícil de traducir para quien no estéen la pomada’, una frase que se decía en mi infancia y que me divierte mucho. Te pueden pasar cosas geniales y reflexionar sobre ellas (como en el poema de Giannuzzi: ‘Vacaciones junto a una ventana’) o cosas graves, un infarto, por ejemplo, y recuperarte escribiendo un poema que empieza de esta manera magistral: ‘Por alguna razón, al anochecer / mi corazón late como una ametralladora. / El cardiólogo me ha dicho: / controle su vida emocional’. O podés reírte de estar en un velatorio y no ser el muerto y empezar un poema así: ‘Después del muerto / quien lo pasa mejor en el velorio / es sin duda la mosca’.

En “El Conti”: Marcela Giannuzzi, Alicia Genovese, Julio Villa y Fabián Casas.

Finalmente, de las lecturas participaron: Jorge Aulicino, Melina Alexia Varnavoglou, Gustavo Yuste, Fabián Chazarreta, Graciela Perosio y Flor Minici, entre otros. (info en este enlace: Joaquín Giannuzzi – 100 años – CCM Haroldo Conti)

En La Marea:  Giannuzzi fue amigo y colaborador de La Marea; textos y poemas suyos se hallan en varios números de nuestra revista, así como artículos sobre su obra que analizan diversos aspectos de su poesía. En el N° 54, pronto a aparecer, lo recordamos así:

Dueño de un decir muy argentino, Giannuzzi encuentra su materia poética en el mundo exterior, en los hechos y objetos de la vida cotidiana –incluso de la crónica policial– dando de ellos una descripción objetiva y precisa, con una mirada alerta y veloz que parece delatar el oficio de periodista que ejerció durante toda su vida laboral. Cierta vez afirmó que aspiraba a lograr en sus poemas una “descripción pura”, pero sus descripciones son siempre vehículo de una conceptualización implícita, “un pensamiento diluido en la imagen”, decía. Una poesía reflexiva –más irónica que escéptica– sobre los dramas e iniquidades de la historia y del país. También una poesía extasiada e interrogativa ante la belleza y los misterios de la naturaleza, la vida, el arte, el amor, la muerte… La descripción del encuentro casual con los desechos de la vida urbana, la basura, la mugre callejera, podían asimismo suscitarle una reflexión de tipo social o filosófica. O bien, estética, como en este poema que elegimos para recordarlo:

Lluvia nocturna detrás de la estación de servicio

Bajo la lluvia nocturna, una tumba caótica
de cosas abandonadas a sí mismas
que demora en cerrarse. Pero todavía el conjunto
puede volverse creador sobre su propio sueño.
En esta decantación del desorden
una fría suciedad pegajosa, un estado de frontera
de objetos a punto de perder su identidad.
En la inmóvil confusión gotea el agua
silenciosa. Envuelve llantas reventadas,
botellas astilladas, ruinas de plástico, recipientes chupados,
cajones despanzurrados, metales llevados
a un límite de torsión, quebraduras,
andrajos no identificados, asimetrías tornasoladas
por la grasa negra. He aquí una crisis de negación
en esta abandonada degradación intelectual
de criaturas seriadas, nacidas a partir
de la materia martirizada, la idea y el deleite
y que fueron manipuladas, raspadas, roídas, girando
sobre chapas rígidas y correas de transmisión
y en definitiva condenadas por lo monótono.
Pero en aquella derrota humana de las cosas,
en los desperdicios mojados podían descubrirse
figuras creadas a partir de la mezcla,
diseños irreales arrebatados a lo fortuito:
y entre gotas de lluvia y aceite quemado
una intención de belleza y de formas cumplidas
bajo la maloliente oscuridad.

(Del libro Cabeza final, 1991)


 

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