“En la obra de Ana Maldonado hay una constante voluntad de mostrar, de evidenciar, de dar testimonio, de alegar, pero desde un silencioso dolor.” Estas palabras de Luis Felipe Noé que dan inicio al libro Hija natural, si bien están referidas a la labor artística de la autora, bien podrían aplicarse al volumen que prologan.
Narrado en primera persona y escrito durante el aislamiento obligatorio que impuso la pandemia de Covid, este “ensayo autobiográfico” es un relato cautivante que incita a ser leído de una sola vez.
Desde el comienzo de la historia y como uno más de sus protagonistas, está el pequeño pueblo santafecino Diego de Alvear, con sus calles polvorientas que en los días ventosos “quedábamos del color de la tierra” –recuerda Ana–, el mismo color del rancho de adobe en el cual ella se crio como la octava hija de Doña María, viuda del padre de sus otros siete hijos e hijas.
El padre de Ana estuvo ausente de su vida y desconocido para ella hasta que lo buscó en su adultez, asunto que da título al libro y constituye uno de los núcleos medulares de su trama.
“Crecí con las amarguras y alegrías que tiene la pobreza”, dice Ana al narrar las vicisitudes de una infancia con carencias materiales, aunque rodeada del afecto familiar y sobre todo materno. La vida cotidiana y las labores en un ámbito rural, la escuela primaria, los juegos y travesuras infantiles junto a un sobrino de su misma edad, los primeros trabajos como empleada doméstica, son sólo algunos de los temas del múltiple anecdotario de su pueblo natal.
Más adelante, luego del fallecimiento de su madre y el éxodo de los hermanos, narrará la ida a la ciudad de Buenos Aires, sus nuevos trabajos allí, los sueños cumplidos de estudiar bellas artes, ser artista y desempeñarse como docente de artes plásticas. También el recorrido de su formación ideológica en el marxismo, su militancia política antidictatorial y por los derechos humanos, en particular de los pueblos originarios y de las mujeres (ella misma sufrió abuso y es uno de los momentos más dramáticos de su, de por sí, intenso y conmovedor relato).
Todos estos, por lo demás, son asuntos que nutren su bella y comprometida obra artística, tanto de su producción individual como de los grupos de arte social y callejero de los que es hasta hoy activa participante.
Ana Maldonado. «Desaparecido», escultura-objeto. Ana Maldonado. «Basta», escultura cerámica.
El libro, de tapas duras, papel ilustración y reproducción a color de pinturas, cerámicas y esculturas de la autora, es en sí mismo un objeto estético magníficamente editado por Wolkowicz Editores. Fue presentado a sala llena el 9 de junio en el Museo Nacional de Bellas Artes por Ana Maldonado en compañía del artista Luis Felipe Noé, la escritora Paula Rodríguez, el diseñador Daniel Wolkowicz y el director del MNBA, Andrés Duprat.
Ana es amiga y colaboradora de nuestra revista. Nuestra última entrevista con ella puede verse pulsando aquí.
Jorge Brega