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Andá pa’ allá

por Julian Monti

Escribe Hugo Ponce


Los monopolios de prensa desarrollan una estrategia comunicacional casi tan antigua como la propia lucha de clases: exacerbar con lujo de detalles las incorrecciones de unos, mientras ocultan o apenas mencionan las provocaciones de otros.
El gran Muhammad Alí supo de ese ninguneo del sistema en el centro mismo del capitalismo. Tuvo la valentía nada menos que de negarse a participar en la Guerra de Vietnam. El sistema le hizo pagar con escarnio y con cárcel.
Diego Maradona se enfrentó sin pelos en la lengua a la mafia de la FIFA de Joao Havelange, y no lo perdonaron.
Zinedine Zidane, a su vez, sufrió mofa y desaprobación generalizada por el cabezazo que le propinó a Marco Materazzi en la final del Mundial 2006. Lo que no se difundió, siquiera con un atisbo de equidad y vergüenza periodística, fue que Materazzi, al rechazar la camiseta que Zidane le había ofrecido intercambiar al finalizar el partido, le dijo: «Antes que tu camiseta prefiero a tu hermana».
Los cuatro jugadores holandeses que apretaron a Lautaro Martínez antes de que el Toro pateara el penal que le daría a la Argentina el pase a las semifinales en Qatar, bebieron de su propia medicina. La soberbia de Van Gaal, también.
Messi se encargó de traernos al Diego.
Su frase fue bella y categórica, justa y vulgar, taura y necesaria: «¿Qué mirás, bobo? Andá pa’ allá».
Me pregunto: ¿cuántas veces nos dicen eso, quizás con otras palabras o simplemente con una mirada socarrona y altanera, a los sudamericanos, africanos, asiáticos…?
Pero oh, casualidad parece que las irregularidades antideportivas (por utilizar un mote cortés) de los jugadores de Holanda no ameritaron tanta importancia ni generaron el escandalizado repudio del establishment.
Muhammad Alí, negro convertido al Islam.
Zinedine Zidane, hijo de argelinos.
Futbolistas de Argentina, salvajes «sudacas».
Es que a los monopolios de prensa, a la FIFA y al sistema en general les encanta que el escarnio se mida con una vara tan voluble como dispar.
En algún arrabal de Bangladesh, Antonio Rattin, con su semblante antimonárquico, se planta de nuevo delante de la línea de cuatro.


Hugo Ponce es cantante y actor, ex tenor del Teatro Argentino de La Plata.


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