La voz irrepetible de una poesía sin concesiones
Escribe Jorge Isaías *
Un poeta argentino despide a la gran poeta uruguaya en cuya obra se cumplen –afirma– varios destinos, entre ellos la inclaudicable postura por la libertad, la reivindicación de los excluidos, la lucha antiimperialista y la de afirmar un lugar para su condición de mujer en un mundo de hombres.
Dos poemas de Idea Vilariño:
Los orientales
De todas partes vienen,
sangre y coraje,
para salvar su suelo
los orientales;
vienen de las cuchillas
con lanza y sable,
entre las hierbas brotan
los orientales;
salen de los poblados,
del monte salen,
en cada esquina esperan
los orientales.
Porque dejaron sus vidas,
sus amigos y sus bienes,
porque es más querida
la libertad que no tienen,
porque es ajena la tierra
y la libertad ajena
y porque siempre los pueblos
saben romper sus cadenas.
Eran diez, eran veinte,
eran cincuenta,
eran mil, eran miles,
ya no se cuentan;
rebeldes y valientes
se van marchando,
las cosas que más quieren
abandonando.
Como un viento que arrasa
van arrasando,
como un agua que limpia
vienen limpiando.
Porque dejaron sus vidas,
sus amigos y sus bienes,
porque les es más querida
la libertad que no tienen;
porque es ajena la tierra
y la libertad ajena
y porque siempre los pueblos
saben romper sus cadenas.
Con los brazos atados a la espalda
Con los brazos atados a la espalda
un hombre
un hombre feo y joven
un rostro algo vacío
con los brazos atados a la espalda
lo hundían en el agua de aquél río
—un rato nada más
lo estaban torturando
no matándolo—
con los brazos atados a la espalda.
No hablaba y lo pateaban en el vientre
con los brazos atados lo pateaban
le pateaban el vientre los testículos
se arrollaba en el suelo
lo pateaban.
Ahora mismo
hoy
lo están pateando.